Alta Fidelidad (High Fidelity, 2020); por MIRE

 

                      Alta Fidelidad (High Fidelity, 2020)                                                                               




Parto por el final: el 5 de agosto del 2020, Hulu anunció la cancelación de la serie Alta Fidelidad después de su primera y única temporada. No sé muy bien las razones, pero es probable que la producción no lograra cautivar a la audiencia, ni movilizar los “recursos”, que se esperaba. Una lástima porque, a mi juicio, la fórmula daba para mucho más.

 

La serie es una cita renovada de la película de culto de Stephen Frears del mismo nombre. Al igual que su homónima, es una comedia romántica que aborda, desde la lectura despechada de su protagonista, la pregunta por el abandono de su pareja, reeditando en prospectiva la lista top de “sus 5 rupturas más dolorosas”. Pero lo interesante de esta cita textual es que “el Rob” representado en el film por John Cusack, en esta versión es interpretada por la actriz Zoë Kravitz, añadiendo un giro performativo, muy acorde a nuestros tiempos: el personaje ahora es una mujer.

 

La historia es básicamente la misma: Rob es una melómana consecutiva que se refugia y se sostiene en su “acerbo musical” para sobrevivir al duelo de la separación. Su tiendita de discos cobija, a la vez, a su familia por elección (sus compañeros/as y amigos/as), nutriendo también de escenografía a sus particulares y variados compradores/visitantes. El guiño hacia la pregunta por el lugar de “las mujeres” en la serie es una constante, aunque las respuestas se mantengan en el ya conocido registro “de lo (in)visible o (sub)alterno”. En este sentido, esta “alta fidelidad” le hace un mejor honor a su nombre, ya que -a diferencia de la versión masculino-dominante de Frears- en esta serie se despliegan mucho más las complejidades que circundan las relaciones; la amistad, la aventura, la complicidad, el compañerismo, la pérdida de la juventud, el miedo al éxito, la familia y el acontecer en la cotidianidad, también son protagonistas.

 

El recurso constante de Rob para dirigirse mirando y hablando a los espectadores está también presente en la serie. Ella interpela, comparte sus gustos, pensamientos y preguntas. Y, si pudiste ver la película (2000), la mayor de las veces, te ves tentada a responder para darle algunas pistas: no te pierdas, hay más camino para recorrer. Pero, en esto la narrativa de la serie sorprende, porque lejos del viejo y lánguido personaje de Cusak, la Rob de Kravitz, tiene algo más que ofrecer. Porque la profundidad del personaje integra la experiencia de “ser o construirse como mujer en vivo y en directo” a través de las relaciones que construye y que la hacen actuar, ocupándose. Bienvenidas son sus salidas contracultura; acertando y errando con un equilibrio que parece mucho más real que la actuación de la versión masculina. Y por eso, uno termina por “encariñarse” de su perspectiva, la que resulta mucho más amable, aunque no por ello resulte menos dañina.

 

La música es, probablemente, uno de los papeles mejores actuados ya que, a diferencia de banda sonora de la película, esta serie recupera y se viste de una amplia gama de estilos y contextos musicales. Así, las listas de las 5 mejores canciones “para cualquier motivo…” que podrás encontrar en sus capítulos son la excusa perfecta para pasearte por una selección de buenos sonidos. Mis preferidas son, sin duda alguna: 1) Burning Down the House de Talking Heads; 2) Heart Of Glass de Blondie; 3) Mr. Diva de Kaleta & Super Yamba Band; 4) Modern Love del gran David Bowie y 5) Dry de Rein de The Beta Band.

 

No me queda más que recomendar los 10 notables capítulos de esta serie, aunque claro, ya sepamos de antemano, que cada uno de ellos nos acercará al final de “ya no hay, ni habrá más”. Y para entusiasmar un poco más a la audiencia de Psico-convergencias, me permito terminar con 3 razones de por qué esta serie puede ser “nutritiva” para la Comunidad de Psicología de la PUCV: 1) Porque en algún momento y en algunas clases, podremos citarla para hablar del amor romántico, las relaciones, el duelo amoroso y la ausencia de las mujeres en la producción neoliberal, entre otros muchos otros ejemplos; 2) Porque los temas que aborda y la forma en que está producida, se relacionan con el espíritu y la visión de nuestra Escuela cuando buscamos generar: “una comunidad (…) que, desde una reflexión ética y política, contribuya al desarrollo de las personas y comunidades de manera crítica y propositiva, abarcando la relevancia de los procesos históricos y sociales” y, finalmente, 3) Porque en el futuro cercano nos podremos encontrar cara a cara y ya tendremos algo nuevo de qué hablar y también nos acompañará -espero- una nueva y excelente banda musical… No se la pierdan… Alta Fidelidad se puede ver y escuchar por acá

 

Por: MIRE en Viña del Mar, 10 de mayo de 2021.





Comentarios

Entradas populares de este blog

El viaje de Chihiro: nuestro propio viaje de crecimiento; por M. A. Silva

Comentario sobre el Karate; Por Camille Rieutord.

Bienvenidx a Psiconvergencia