¿Por qué la historia del feminismo?; Por Mariana Madrid Olivares

                “Abogo por mi sexo, no por mí misma” Decía Mary Wollstonecraft en Vindicación de los derechos de la mujer, allá por 1792. Considerada obra fundacional del feminismo ¿Qué nos dice esto 200 años después? En primer lugar, destaco la idea fundamental que siempre ha caracterizado al feminismo, esto es, ser un proyecto colectivo, con claras reivindicaciones políticas. A lo largo de la historia, el feminismo ha pasado por épocas en las cuales ha sido más una teoría política que un movimiento social, en otras, en cambio, el énfasis estuvo puesto en la acción. En cualquier caso, es preciso destacar que esto siempre ha estado al servicio de su colectivo, si hubo épocas en que se teorizaba más que en otras, esto siempre mantenía el propósito de aportarnos a nosotras, las mujeres, herramientas de análisis, discusión y una forma de llevar a la práctica los planteamientos feministas, es decir, nunca se ha tratado de teorizar porque sí. Las feministas siempre han escrito para otras mujeres, siempre apuntando al horizonte feminista.

Entonces, ¿qué motivo tengo para destacar esto ahora?, ¿cuál es su relevancia actual? Mi intención es reivindicar la importancia de conocer la historia del feminismo no porque sea parte de la historia en general (o no solo), no porque piense que se trate de un asunto de cultura general, tampoco porque piense que para ser feminista se necesite estudiar mucho o hacer gala de un alto nivel de conocimiento, sino que mi reivindicación responde a un propósito sencillo y concreto, se trata de un propósito político, sostengo que conocer nuestra historia puede servirnos como herramienta política. 

¿Por qué? Alguien podría decir que, en principio, no hay una relación directa entre conocer nuestro pasado y generar cambios presentes. Se podría argumentar que una no necesita leer, por ejemplo a Kate Millet para ser capaz de notar la violencia patriarcal cotidiana, la del día a día. Se podría argumentar también, que en gran medida, muchos de los problemas del feminismo ya son otros, que la realidad actual es muy diferente a cualquier momento pasado, que los asuntos de la primera y la segunda ola feminista poco podrían decirnos el día de hoy y que si tienen algún interés, esto tiene que ver con el dar reconocimiento a las mujeres que han aportado al feminismo, más que otra cosa. Todo esto es cierto, pero sólo en parte.El estudiar nuestra historia y a otras mujeres, no aportará soluciones a problemas inmediatos, tampoco tendría por qué aclarar nuestras “dudas feministas existenciales”, es más, hasta diría que nos llenaría de muchas más preguntas que respuestas. Entonces, ¿por qué?, ¿de qué modo nos sería esto de utilidad para nuestros propósitos políticos actuales? De manera directa, pienso que conocer nuestra historia es necesario para fortalecer nuestro movimiento y para fortalecer sobre todo, el sentido de pertenencia a nuestra comunidad. Cuando una puede leer la historia de otras mujeres que mucho antes que una han luchado por sus ideales, por aquello que creían justo y que deseaban para todas, una se siente maravillada, inspirada. Siente admiración, pero algo más profundo todavía, una se reconoce en la otra, podemos reconocernos en otras mujeres ¿No es esto algo bello?

 Conocer la historia de las sufragistas, con sus métodos de lucha particulares, revolucionarios y decir “ellas hicieron esto por nosotras”. Se trató de generaciones que murieron sin ver los frutos de su militancia, generaciones de mujeres empeñadas en un solo proyecto Se genera construcción y desarrollo de un “nosotras”. Esto es lo que siempre ha caracterizado al feminismo. Esto de reconocernos en otras mujeres y decir, “sí, esa soy yo, pero también es mi vecina, incluso una mujer que no conozco”. Hace evidente que una misma no importa tanto en cuanto individua, importa el nosotras, importan las relaciones. Esto de poner el asunto en perspectiva nos hace visualizarnos como parte de nuestra historia en común y percibir de manera clara nuestros propósitos, hacía dónde vamos, el horizonte feminista.

Leer y estudiar a otras mujeres es una manera de reconocerlas porque escribieron para que nosotras las leyésemos, pero también es una forma de mantenerlas con vida, recordándolas, valorando sus aportes, los cuales nos dan luz sobre el camino, si no las conocemos, es de algún modo, como empezar de cero, se siente como aparecer huérfana de pronto en el mundo, sin una historia, sin un pasado común. 

Vida y obra de otras mujeres aún nos sirven para pensar, discutir,llegar a acuerdos. Quizás nos sirvan también para mirar la realidad con otra perspectiva, al darnos cuenta de que muchos problemas de hace cien años, ni siquiera son tan diferentes como podríamos pensar. Vienen a mi mente los nombres de Alexandra Kollontai y Emma Goldman. Pienso en lo sorprendente que es que muchas de sus ideas continúen siendo polémicas y revolucionarias, incluso el día de hoy. La idea de que un proyecto colectivo deje huellas años y años después, es esperanzador. Descubrir esta belleza, puede despertar en una, profundos sentimientos de amor, en cuanto se desea, propicia y lucha por el bienestar de la otra. Pensar que nos quedan años de feminismo por delante, hace evidente que cada vez se hace más necesario unirse, no fragmentarse. Esto genera identidad. Conociéndolas, les agradecemos y nos integramos en nuestro “nosotras”.


Comentarios

Entradas populares de este blog

El viaje de Chihiro: nuestro propio viaje de crecimiento; por M. A. Silva

Comentario sobre el Karate; Por Camille Rieutord.

Bienvenidx a Psiconvergencia